Estoy acostumbrada a hablar con muchas personas. Le he dado clases a alumnos que van desde los cinco hasta los setenta años de edad y gran parte de mi tiempo la paso comunicándome con una gran cantidad y variedad de personas. También escribo: publico en varios medios artículos acerca de temas que me apasionan. Todos los temas e ideas que conforman esa comunicación permanente con diferentes públicos está constituida por sucesos, ideas y elementos producidos por muchas otras personas, en diferentes lugares y tiempos. Si bien lo que mis alumnos o lectores reciben contiene una reflexión personal y aspectos resaltados por mí con base en mis pasiones, gustos y forma de entender el mundo, rara vez hablo de mí misma. De hecho, evito hacerlo incluso en conversaciones casuales con gente nueva o colegas de trabajo, algo que en Guatemala se acostumbra a hacer.
