Tener ideas: desperdigarlas
Intentar decir las palabras precisas y no tenerlas
Ni cerca
Pensar en un idioma que no existe
Perderse
Las imágenes en la pantalla parecen ajenas
Pertenecen a un mundo inexistente
Las risas son mudas
Y el llanto
Pasar de la tragedia a la comedia en un segundo
Igualarlos
Secuencia de olvidos
Un autorretrato irreconocible
–falso encuadre–
Lo obvio
Lo más sencillo
Hostilidad
Franqueza
Corrí entre las obras como si me llovieran
Como si intentaran sacarme algo de adentro
y yo intentase escapar
El tiempo se volvió inconmensurable
Era verano pero hacía frio
Las palabras son sólo letras
Las letras son sólo símbolos
Nada significa ya nada
Todo es una versión edulcorada
de la realidad
Agua
Polvo
Tengo hambre
El hambre es un estado permanente
Las ganas de hacer y querer
Querer querer
Y no tenerlo
No conseguirlo
El dolor se ha instalado
Se instaló desde la primera vez que hozó presentarse
Yo era sólo una niña
Qué sabe una niña del dolor
De cómo ahuyentarlo
O nombrarlo siquiera
Narcisismo inútil
Vitrinas inexistentes
Estamos ciegos
Nos cerramos
Los gritos rebotan dentro de mí
Rebotan en mis huesos produciendo un eco insoportable
Quería desaparecerme
Pero la muerte no existe
–invocación parmenidiana–
Aún me muerdo las uñas
Aún me falta carácter
Las humillaciones son parte de mí
Estoy cansada y tengo ganas
Hay dentro de mí un impulso incalculable
Limitado por esta armadura
Mi pecho se contrae
Si me esfuerzo logro recordar ciertas cosas
Pero evito hacerlo
Es mejor la nube
Al menos a veces es mejor no tenerlo presente
No repasar los golpes
Ni las sonrisas
Imagen: Alexandra Levasseur