Como consecuencia de la crisis económica y social de principios de la década de los años cuarenta, se delineaba el fin de varios sistemas totalitarios que desde hace más de medio siglo se imponían en casi toda Latinoamérica. Al mismo tiempo, en plena Segunda Guerra Mundial, las victorias de los aliados difundían un nuevo espíritu de esperanza y de valor, reflejado por la famosa Carta del Atlántico, firmada en el año 1941 y difundida por todo el mundo. Ese mismo año, la modificación constitucional le permitía al General Ubico, tras 14 años de gobierno totalitario, reelegirse en Guatemala.
El descontento generalizado y las nuevas ideas, así como los pronunciamientos y altercados políticos en países vecinos en contra de dictadores, hicieron reaccionar defensivamente también a los guatemaltecos. A partir de la destitución del Decano y del secretario de la facultad de Derecho en junio de 1944 –puestos que inmediatamente ocuparon personas afines a la dictadura– los estudiantes universitarios comenzaron a pronunciarse en contra de la tiranía de manera «más abierta y desafiante”. Los estudiantes salieron a las calles declarándose en huelga, para exigir la renuncia de los funcionarios nombrados. El presidente Ubico declaró un estado de emergencia y cerró la universidad. El magisterio se pronunció de igual manera, mostrando rechazo al régimen. Durante varios días se realizaron huelgas pasivas –recordadas como las “jornadas de junio”– y demostraciones en diferentes facultades de la universidad y otras dependencias públicas con apoyo de abogados, intelectuales, profesionales y personas del sector productivo.
En la mañana del 24 de junio, al dramático desfile de los estudiantes que recorrían las principales calles de la ciudad vestidos de luto y con las manos juntas en la espalda, se fueron uniendo cientos de personas. A las 4 de la tarde se presentó el “memorial de los 311”, que exigía al gobierno el restablecimiento de las garantías constitucionales, continuado por otra manifestación más numerosa, que incluía a personas de todos los campos profesionales, estudiantes, comerciantes, obreros, amas de casa y niños que a su paso por la sexta avenida gritaban a coro: “¡La renuncia!”. El gobierno respondió con contingentes de policías y soldados armados.
Al día siguiente, la multitud se juntó en el centro de la ciudad desde tempranas horas de la mañana. La guardia nacional detuvo a varios manifestantes e hirió gravemente a otros al lanzarles bombas de fósforo. El presidente hizo un intento por dialogar con los 311 firmantes del memorial –integrados por influyentes profesionales– pero éstos se negaron por no presentarse las garantías mínimas exigidas. El cuerpo diplomático también le negó apoyo al presidente por no aprobar los métodos violentos utilizados para aplacar a los manifestantes. Esa misma tarde se había realizado una marcha pacífica de mujeres contra las que la policía había disparado, acabando con la vida de la profesora María Chinchilla. Estas acciones incrementaron el espíritu de defensa de los ciudadanos, enfatizando la exigencia de la renuncia de Ubico, cosa que no sucedería hasta 4 días después: el 1 de julio de 1944.
María Chinchilla se convirtió, a partir de entonces, en un símbolo para los maestros. La importancia de la educación sobre la tiranía hacían de esta maestra una mártir. Su muerte se convierte en un hecho contundente, especialmente en un país donde se ha forjado la tiranía de la ignorancia como herramienta de control. La educación es el arma más poderosa de las revoluciones, se antepone a la política y a la violencia. El Día del Maestro es así un día para la reflexión de los maestros sobre su papel como educadores y formadores de ciudadanos, pero sobretodo conmemora un día en que los guatemaltecos, sin importar clase u oficio, se manifestaron abiertamente en pro de la paz y la libertad. La democracia, desde los griegos, está fundamentada en la educación del pueblo. La capacidad de autogobernarse de un pueblo viene de la comprensión de sí mismo, de su naturaleza, su historia, su cultura, del compromiso que tiene con su país y con el bien común. La educación es la guía fundamental.
Publicado en Revista Galería G & T. Mayo 2015