hay un escalofrío eterno en mi corazón
un encogimiento permanente, gélido, endurecido…
como volver a casa y notar que adentro ya no hay nada
que las paredes están derruidas y los perros son un esqueleto
la nausea de siempre
la vocecita chillona del fondo
las cuerdas oxidadas y el sabor amargo que dejan en las yemas de los dedos
la nariz entaponada
los ojos empapados sin razón
el estómago ácido
quiero llorar porque te fuiste;
te fuiste hace años y nunca te trajiste de vuelta
quiero gritar porque ya no te reconozco
y por ratos, todavía, quisiera aclarar tu imagen
quiero clavar mis uñas en tu espalda y en todo tu cuerpo
para descascararte
para descubrirte
para sacar lo que hay hasta dentro;
un viejo hasta dentro que realmente no existe
los cuadernos están en una caja y algunas páginas en el basurero
no necesito estar confundida
«confundida» era una palabra del siglo pasado; de mi adolescencia
es un resabio sin sentido, es una disposición inútil
¡las fotografías están borrosas!
separé las suyas de las mías
dividí nuestros pasados como si fueran papelería burocrática
y esta tendencia maldita a deprimirme, a querer desaparecer,
a hacerme etérea
aquí estamos todos y yo estoy sola
y dentro de mí hay un abismo
galletas de chocolate sin gluten
leche caliente sin lactosa
palabras sin fondo
gestos vacíos
te di un beso y te fuiste
me besaste y quise salir corriendo
el pasado es de humo
mi cabeza en tu pecho es una cinta vieja
tus palabras son una absurda distorsión
ya es hora
ya era hora
de irnos.
2012
Imagen: Jaco Putker