Él se fue
Pero Rocamadour ya había muerto.
No, yo me fui –lo dejé-
Pero él ya me había pedido que me fuera
-Una semana después de la muerte evitable de Rocamadour-
No me lo perdonaba
No se lo perdonaba
Lloré todo el vuelo
Miraba el atardecer por la ventanilla redonda
Pero se me nublaba por tanta lágrima.
Ahora que lo pienso –que lo recuerdo-
Lloraba más por él que por Rocamadour
Tal vez porque Rocamadour era tan pequeño
Porque había estado conmigo tan poco tiempo
Con el tiempo aprendí que había sido lo mejor
La cosa es que si Rocamadour
no hubiera muerto,
no me hubiera ido,
no hubiera vuelto.
Y acaso tampoco
me hubiera recuperado
a mí misma.
Perdida en él no había manera.
Sus golpes se difuminaron
con la muerte de Rocamadour.
Imagen: Carol Inez Charney
2003