Camino descalza
sobre los pedazos que dejaste
regados por todas partes.
Me paseo por un rato,
intento patearlos para hacerme espacio,
para limpiar un poco el camino,
para poder seguir sin el riesgo de lastimarme.
Voy encontrando pedacitos de risas tuyas,
migajas de miradas,
polvo de hijo,
trocitos de mi corazón.
También logro distinguir canciones
y poesías entre los escombros.
Y todo parece disiparse a ratos,
pero no sé por qué, de repente,
me invade un miedo enorme a seguir avanzando,
a dejarlo todo allí tirado,
atrás.
Algunas veces he intentado
juntar unas cuantas piezas
y armar algo de nuevo,
otras, simplemente, me quedo mirándolas por horas
o jugando con ellas entre mis dedos,
aunque generalmente me corto con ellas
y paro sangrando un poco…
Luego las coloco donde estaban cuidadosamente,
intento continuar.
Siempre se repite la acción –la operación-,
y me quedo allí atascada,
no por debilidad o por inútil,
sino porque no quiero irme,
porque a pesar de ser sólo pedazos,
son los pedazos de lo más dulce,
mezclado con sueños e historias insuperables.
Y no sé, tal vez un día de estos
pasés por allí
y no intentés asfixiarme.
2003
Imagen: Sarah Moon