Me acuesto a ver el cielo
y el tiempo corre encima
como vida.
Las nubes se borran
se disipan.
Las estrellas
hambrientas
se apoderan de mi sonrisa
y mi éxtasis.
Meten su brillo en mis ojos
como revolucionarias sin causa
sin argumento
propio o ajeno.
El miedo es una broma
que gotea como sangre.
La tarde se llevó mi fuerza
y las nubes la ternura.
Hay fisuras en la noche
entre las que se escurren los sueños.
Se extravían.
No se percatan de esa luna
alucinante
casi cegadora.
Estoy encinta del mordaz enrarecimiento.
La simpleza de mis costumbres
se extiende
se hace incontrolable
pesada.
Ficticio sufrimiento de encierro.
La derrota es el cielo entero sobre mi cuerpo
y las estrellas
que me arrancan la visión.
Mi piel se moja.
Se cubre
de miedo.
2000
*Imagen: Mitch Dobrowner